Fusiles entran en partes y son ensamblados en Costa Rica para el crimen organizado
El Organismo de Investigación Judicial indaga si estas piezas se pasan por Aduanas como componentes mecánicos o de celulares.
Los fusiles de asalto con los que se arma el crimen organizado en Costa Rica entran al territorio nacional en piezas.
Grupos se las han ingeniado para ensamblarlas en el país y así ponerlas a circular en actividades criminales, como asesinatos y “tumbonazos”.
Esas piezas se introducen —en apariencia— por vías legales, presentándose ante la Dirección General de Aduanas del Ministerio de Hacienda como componentes mecánicos o de celulares, reveló el subdirector general del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Michael Soto.
Otras veces, la delincuencia echa mano de la fabricación de las partes con impresoras en 3D, como en el pasado ha referido el director general de la Policía Judicial, Rándall Zúñiga.
Se cree que ese pudo ser el caso de las 56 armas que fueron decomisadas el jueves en La Guácima de Alajuela; en el que es considerado el armamento más grande incautado en Costa Rica hasta ahora.
"Ya revisándolas con nuestros expertos, son armas AR-15, no son fabricadas de origen, sino que es probable que hayan ingresado al país en componentes o que estos componentes hayan sido hechos en 3D. Todo el mecanismo de precisión, lo que acciona el armamento como tal, pareciera ser que sí es original.
"Un detalle importante es que todas están para disparar en ráfaga. Imagínense todos, por un momento, esas 56 armas en una balacera contra la Fuerza Pública o el Organismo de Investigación Judicial. Probablemente, tendríamos bajas. Eso es muy preocupante y de análisis", señaló Soto.
A ello, el funcionario agregó que aún existen formas para obtener de manera lícita las municiones calibre 5,56, que son las que se usan fusiles como los AR-15.
Decomisos como el del jueves, o el de hace una semana en alta mar, representan un “mal síntoma” que parece convertirá a Costa Rica un “hub de armas para su distribución”, y ya no solo uno de drogas, como se creía, según el subjefe policial.
En ese contexto, Soto mencionó que este año, los cuerpos policiales han decomisado alrededor de 5.000 armas de todos los calibres.
¿Pero cómo llegan esas armas al país, si muchas son prohibidas?
"Creeríamos que están de dos formas. Desde un punto de vista, armas que ingresan legalmente al país, registradas legalmente y que terminan en el crimen organizado, ya sea porque el crimen organizado le dice a ciudadanos ordinarios que las registren y luego se las pasan a los criminales.
"O, ilegalmente, y ahí estamos en el proceso, cuando estos componentes podrían ingresar por Aduanas nacionales registrados como piezas de celulares, de mecánica, pero en realidad son componentes de armas. No todas en la misma importación, sino en diferentes. Esa es una posibilidad que estamos trabajando, en la que hay algunos elementos", según el vocero.
A ello, Soto aunó que la vigilancia fronteriza en Costa Rica es “muy permeable”, lo que puede provocar que esas armas sean ingresadas por puntos ciegos a los que la Fuerza Pública no puede llegar por falta de recursos.
De hecho, el país tiene una de las tasas más bajas de policías por habitante y no alcanza los 20.000 agentes entre todos los cuerpos de seguridad del país.
¿Y quiénes ensamblan esas armas?
"Para ponerle solo un ejemplo, unas semanas atrás allanamos una armería aquí cerca, donde la persona tenía todos los dispositivos y equipos para hacer esos ensambles: tomar esas carcasas y, con tornos, hacer los orificios para meter todos los componentes.
"Este conocimiento se puede transmitir, aunque no es sencillo, se puede transmitir de una persona a otra. Una persona que tenga conocimientos de torno o mecánica, o un armero, puede convertirse en un ensamblador de armas. En algunos momentos han habido en redes sociales videos donde se explican este tipo de ensamblajes. Hay muchas formas de hacerlo. Hay personas que trabajan para el crimen organizado que conocen, saben y hacen los ensamblajes. Por eso esa disponibilidad de armas extraordinaria", acotó el subdirector de la Policía Judicial.
Respecto al decomiso hecho el jueves, el caso permanece bajo investigación. La pesquisa se desprende de un “tumbonazo” ocurrido hace cuatro meses en La Isla de Moravia.
Preliminarmente, se cree que el armamento pertenecía a un grupo que opera en Villa del Mar de Limón. Sin embargo, también se tiene abierta una línea de investigación por su posible vínculo con una banda que controla la ciudadela León XIII en Tibás.